4. La Historia de la Salvación

Llamamos historia de la salvación y, también historia de la alianza de Dios con los hombres, al proyecto o designio de Dios de comunicar a los hombres su amor misericordioso, haciéndoles participar de su propia vida. Dios llevó a cabo estre proyecto entrando de veras en la historia humana con obras y palabras y sembrando en los corazones de todos los hombres semillas de verdad y bien para ayudar a todos a alcanzar la salvación.

La Biblia es la Historia de la Salvación

Con este nombre: "Historia de la Salvación", entendemos la entrada de Dios en nuestra historia humana y en nuestra vida. Es Dios que viene para conducir a todo hombre a su fin último, a su objetivo natural, que es el Reino de Dios.

La enseñanza más importante, el mensaje que el Señor da en cada página, es que Dios interviene con su poder en la historia del hombre, e interviene siguiendo un plan, un proyecto determinado, desde la creación hasta el final de los tiempos.

Israel, este pequeño pueblo fue el escenario de las acciones maravillosas de la salvación.
Todo lo que pasó dentro de esta nación, escogida para ser depositaria de la misión divina, revistió así, carácter sagrado. Todos los acontecimientos, hasta las leyes que reglamentaron la vida social y política, son interpretados y vividos como intervenciones salvíficas del Señor Yahvéh.

Un ejemplo es el narrado en el Éxodo Cap. 16 y 17, del maná en el desierto. Los estudiosos afirman que se trata de una resina dulce que sale en los meses de verano de los arbustos cerca del Sinaí; para los ojos de todos puede ser una cosa natural, pero para los ojos del pueblo creyente eso reviste un significado especial de providencia y de ayuda de Yahvéh; así lo vio el pueblo de Israel, como la prueba de que Dios no los abandonaba.

Jesús, centro de la Historia de la Salvación

Pablo en 1Cor. 15, 20-28 y en Ef. 1, 4-12, con una vigorosa descripción, habla del plan de salvación, en que todos los hombres son conducidos al Padre por medio de Cristo. Jesús es la primicia de los resucitados, que nos llevará al Reino de Dios, después de haber destruido el mal.
Cristo Jesús, su vida, su muerte y su resurrección, es el centro de la Historia de toda la Salvación:

"Por Él, con Él, y en Él, han sido creadas todas las cosas. Todo fue hecho por Él, y con Él, todo subsiste en Él" (1 Cor. 1, 15-17). Es de suma importancia, que quien se acerca al estudio de la Biblia, tenga presente la relación que toda la historia tiene con la venida y la enseñanza de Cristo. El mismo Jesús lo recuerda a los discípulos de Emaús: "Y les explicó todo lo que de Él se hablaba en las Escrituras" (Lc. 24, 25-27).

Etapas de la Historia de la Salvación

La Historia de la Salvación tiene su inició en los orígenes narrados por el libro del Génesis, teniendo su desarrollo en la historia del pueblo de Israel con sus etapas, y se extiende con la historia de la Iglesia.

1. Los Orígenes: Preparación del Pueblo de Dios

Dios desde el principio ha querido la salvación de todos los hombres. Desgraciadamente el hombre desde sus orígenes, rechazó esa amistad divina separándose así de Dios, enemistándose con sus semejantes y trastornando su relación con la misma naturaleza. A pesar de esto Dios nunca abandonó a la humanidad caída en el pecado.

2. Los Patriarcas: Dios comienza por escoger un Pueblo

Deseando la reagrupación de los hombres divididos por el pecado, Dios quiso formar un Pueblo y para eso eligió a los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Ellos son los portadores de las promesas que se harán realidad en un futuro: promesas de descendencia, de la tierra y de la bendición a todos los pueblos. A través de los patriarcas, modelos de fe, esperanza y obediencia. Dios va preparándose un pueblo.

3. El Éxodo: Un Pueblo que se libera y se forma

Los descendientes de los patriarcas se establecieron en Egipto, allí sufrieron la opresión y la esclavitud. Clamaron a su Dios y Él los liberó sacándolos de la esclavitud. Moisés fue el guía elegido por Yahvéh su Dios para llevar a cabo esta empresa liberadora.

Salieron de la tierra y marcharon por el desierto, rebelándose contra el Dios que los había sacado de la esclavitud. Dios los perdonó y les mostró su cuidado proveyéndolos de las cosas necesarias: el pan, el agua, etc. en el monte Sinaí Dios estableció una Alianza con su Pueblo y le dio una Ley. Así quedó constituido y formado el Pueblo de Dios.

4. Entrada y conquista de la Tierra Prometida: Un Pueblo que vive bajo la Alianza

Los Israelitas, al frente de Josué, sucesor de Moisés, invadieron Canaán. Comenzaron la conquista del territorio luchando contra los cananeos. Posteriormente, tuvieron que enfrentarse contra los filisteos. Al conquistar la tierra de Canaán bajo el mandato de Josué se establecieron allí. 

Josué repartió la tierra entre las doce tribus, descendientes de los hijos de Jacob. Durante este período los israelitas estuvieron gobernados por Jueces. Samuel fue el más importante de ellos. Otros nombres famosos son: Gedeón, Débora, que además era profetiza, Sansón. 

Hubo momentos de gran fidelidad a Dios, pero poco a poco, no obstante las amonestaciones de los profetas, se fueron separando de Yahvéh y olvidaron la alianza que habían pactado. 

5. La Monarquía de Israel: Los reyes, el cisma político y religioso. Los profetas

El primer rey fue Saúl. Le sucedió David. David conquistó Jerusalén e hizo de la ciudad capital de su imperio. Sometió a los filisteos. Unificó bajo su mando a las doce tribus de Israel. 

Le sucede en el trono su hijo Salomón que construyó un templo a Yahvéh en Jerusalén.

A su muerte se produjo la división política y religiosa del imperio: el Reino del Norte, o de Israel, capital Samaría; y el Reino del Sur, o de Judá, capital Jerusalén. 

A nivel social, los poderosos explotaban a los débiles; utilizaban el culto y las instituciones religiosas para tener seguridad y pretender sobornar al Dios de la Alianza. Por eso Dios rechazó a su pueblo con la destrucción de los reinos de Israel y de Judá. El exilio fue el castigo a la ruptura de la Alianza.

Samaría cayó en poder del rey asirio Sargón II. Desapareció el Reino del Norte. Jerusalén cayó en poder del rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien deportó a Babilonia a los israelitas más influyentes. 

Este período es la época de los grandes profetas que Dios envía a su pueblo. Natán; Elías y Eliseo; Amós y Oseas en el Reino del Norte; Isaías y Miqueas en el Reino del Sur; Sofonías, Nahúm, Jeremías; Habacuc.

6. El destierro

Los israelitas desterrados en Babilonia mantienen su fe en Yahvéh ayudados por los sacerdotes y por el profeta Ezequiel. Nace la comunidad judía.

El destierro termina gracias al edicto del monarca medo-persa Ciro el Grande. No todos los judíos regresan a Jerusalén. Nace la diáspora, es decir, las comunidades judías que no viven en Palestina y que organizan su vida religiosa en torno a la sinagoga, es decir, el lugar donde los judíos se reúnen para orar e interpretar y enseñar la Ley.

7. El retorno. El judaísmo: Un Pueblo bajo la esperanza de la Nueva Alianza [2° Éxodo]

El castigo del exilio no es la última Palabra del Señor, sino que de nuevo les va a mostrar su misericordia devolviéndolos a la tierra que habían perdido y dándoles la esperanza de una Nueva Alianza que no fallaría como la anterior. El pueblo del exilio, ayudado por diversas personas, empieza a reflexionar sobre su situación, reconoce su error y se convierte al Señor.

Los judíos gozan de una relativa independencia política. El sacerdote Esdras reconstruye el templo que fue destruído. El gobernador Nehemías reconstruye las murallas de Jerusalén. 

En este período surgen las grandes figuras de los profetas: Ezequiel, Ageo, Zacarías, Abdías, Joel y Malaquias, como signo de la Alianza entre Dios y su Pueblo. Los profetas son hombres extraordinarios, llamados por Dios a ser su voz entre el pueblo. Su acción es especialmente recordar al pueblo la alianza que tienen con Dios, afianzar la esperanza en el Mesías y en su Reino, en medio del olvido y la triste suerte de Israel.

8. El nacimiento de Jesús, el Mesías: Un Pueblo bajo la Nueva Alianza


Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo nacido de mujer, nacido bajo la Ley. En Jesús se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento, en Él llega a su plenitud toda la Historia de la Salvación.

Con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad; instaura y hace presente el Reino de Dios, nos revela la misericordia de Dios que es nuestro Padre, manifiesta y realiza la reagrupación de los hombres dispersos y divididos por el pecado. Agrupa en torno a sí, discípulos y gente que lo sigue, formando con ellos la comunidad, el nuevo Pueblo de Dios, abierto a judíos y gentiles. En su sangre sella la Nueva y definitiva Alianza.

La Historia de la Salvación continúa en la Iglesia

El cuadro de la historia de la Salvación, que encuentra en Jesús su eje y su centro, continua en la historia de la Iglesia y de cada cristiano. La Iglesia es el Nuevo Pueblo de Dios, cuya cabeza es el mismo Jesús, y se conforma como Pueblo Real, eso es, de Reyes, como Pueblo Profético y Sacerdotal, que marcha con su jefe, Cristo, hacia el Reino de Dios.









Comentarios

Entradas populares de este blog

3. El papel de la Virgen María en la Historia de la Salvación

5. Introducción a los Evangelios

7. Jesucristo, a la luz del evangelio de san Lucas